¿Gracioso no? Pero sí, hay un día internacional para casi todo, al parecer; y este tema no es la excepción. El mimo, aquel artista que se pinta y se disfraza de un ser “no hablante”, también merece su día especial.
En este sentido, el día del mimo se celebra cada 22 septiembre y esto es así, desde hace algunos años, gracias a la iniciativa del mimo y actor francés Jean Bernard Laclotte, quien planteó dicha celebración como una forma de conmemorar la muerte de Marcel Marceau. Pero, ¿quién fue este señor? Pues bien, se trata de un mimo francés que salvó a más de 400 niños judíos de ser exterminados en la fábrica del Tercer Reich, durante la segunda guerra mundial.
Sin embargo, se desconoce la fecha exacta en que comenzó a celebrarse este día, pese a que algunas fuentes indican que, oficialmente, se empezó a celebrar desde el año 2011.
Entonces, ¿qué es un mimo?
¿Es un actor? ¿Es un malabarista? ¿Un payaso?
Ser un mimo es ser un actor, pero sin voz, ya que este es capaz de contar una historia —únicamente— a través de sus gestos y su expresión corporal. Es decir, utilizando mímicas.
Y, ¿de dónde viene esta particular forma de arte? De nada más y nada menos, que de la cultura griega. Sí, la cultura que dio origen a las historias de los dioses del olimpo que tanto nos encantan. Pues, recordemos que, en Grecia, el arte poético se comenzó a desarrollar con gran auge durante los primeros siglos, y así fueron apareciendo diferentes géneros.
No obstante, hablemos un poco más sobre Marcel Marceau o Bip (su nombre protagónico), quien es la inspiración de esta celebración. Pero comencemos diciendo que, este mimo francés, sufrió mucho desde pequeño; pues tuvo que escapar de Francia junto con su familia, debido a que los nazis llegaron a invadir y se armó el caos.
La guerra no fue una experiencia muy grata de vivir, pero Marcel supo aprovechar la situación y sacarle el lado bueno. Pues, durante esa época, él observó las interpretaciones del histórico Charles Chaplin, y decidió estudiar actuación. Sin duda alguna, algo maravilloso rescató de esa vivencia, pues luego se convertiría en el mayor exponente de este arte en el mundo.
Todo esto sin mencionar que, gracias a la tremenda habilidad que desarrolló durante su formación artística, Marcel fue capaz de fundar la Primera Compañía de Mimos y presentó sus obras en los teatros más importantes de París y del mundo. Además, con ayuda de su equipo, el histórico mimo produjo un aproximado de 26 proyectos, en los cuales destacaron: Pierrot de Montmartre, The Pawn Shop y The 3 Wigs; y por añadidura, participó de la película: La Dernière Folie (1976), lo cual no hizo más que aumentar su fama a nivel internacional.
Es increíble ver cómo una guerra no frenó la vida de este increíble actor, sino que, al contrario, la impulsó. Un claro ejemplo de que la adversidad puede traer cosas nuevas y mejores, si se tiene la perseverancia de luchar por lo que se quiere. Por último, no sería bueno terminar este día, sin recordar la frase más representativa de Marcel, que dice así:
“En el escenario habla mi alma, y ese respeto al silencio es capaz de tocar a la gente, más profundamente que cualquier palabra…”
Escrito por Isabel Chávez