El mundo del arte sufre otra vez una gran pérdida. En esta ocasión fue el turno de la reconocida fotógrafa peruana Maria Cecilia Piazza, quien falleció en la mañana del 6 de septiembre.
Piazza empezó sus estudios de Letras y Literatura en 1975 en la PUCP. Allí se sumergió en el mundo del fotoperiodismo cuando empezó a mostrar sus trabajos en publicaciones universitarias.
En 1978, se transfirió a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima y empezó sus estudios de pintura. Formó parte del colectivo de fotógrafos Inter-Foto, el cual nació como respuesta a la preocupación de los jóvenes por los cambios sociales que ocurrían en aquel contexto.
Piazza se integró al taller de Fernando La Rosa —uno de los mayores exponentes de la fotografía peruana de finales del siglo XX—. Fue a través de él que vinculó su trabajo con Secuencia Foto Galería, considerada como el punto de partida de la fotografía moderna en el Perú.
Posteriormente, la integrante de la primera promoción de fotoperiodistas nacionales, Maria Cecilia Piazza, empezó sus estudios de fotografía en 1985 en Parsons School of Design en Nueva York.
A lo largo de su carrera artística, Piazza partició en importantes muestras fotográficas como “Ángeles de la oscuridad”, “Cuerpos”, entre otras. La última muestra fue “Caminantes”, en la cual ella fue sujeto de exposición y se llevó a cabo durante el mes de febrero del presente año en el Centro de la Imagen.
Obra de Maria Cecilia Piazza
Son diversos los comentarios sobre el trabajo de la reconocida fotógrafa peruana. Algunas de las opiniones señalan que uno de los rasgos más característicos de su obra fue la calidad de sus imágenes.
“Sus fotografías destacaron por el minucioso trabajo de laboratorio, ya que acostumbraba pasar horas en el cuarto oscuro hasta lograr la calidad que deseaba en sus imágenes. Esto hoy parece natural, sin embargo, para la época, la práctica del laboratorio era incipiente”.
Al respecto, Maria Cecilia Piazza destacó lo siguiente:
“Para mí, el proceso fotográfico comprende desde el instante en que disparas, hasta la foto final. En el camino, malogro mucho de lo hecho y el resultado es algo completamente distinto a lo que estaba previsto. Mi conclusión es que en todo ello hay una suerte de magia, controlable en cierta medida”.
Escrito por Claudia Rebaza